El mundo del arte siempre ha sido cautivador, tanto por su valor estético como por su potencial como inversión.
Recientemente, una obra del artista austríaco Gustav Klimt fue subastada en 94 millones de dólares. “La dama del abanico”, una de las últimas pinturas que el pintor realizó antes de su muerte y considerada una de sus piezas más bellas, logró un record de venta en Europa como la pieza más cara jamás subastada.
Casos como este, nos demuestran que el arte puede ser una inversión rentable y lucrativa, e ilustran algunos aspectos importantes sobre el potencial del arte como una forma de inversión sólida. Sin embargo, adentrarse en este mercado puede ser un terreno complicado para aquellos que no están familiarizados con sus dinámicas y desafíos. Al adquirir una obra de arte, es importante tener en cuenta ciertos criterios clave para tomar decisiones informadas.
Investigación exhaustiva: Antes de invertir en una obra de arte, es crucial realizar una investigación que incluya la trayectoria del artista, su relevancia en el mercado, las tendencias actuales en el mundo del arte y el historial de ventas de obras similares. Cuanto más se conozca sobre la obra y el artista, mejor equipado estará para tomar una decisión informada. Según cuenta la historia, en 1960, un coleccionista de arte compró una pintura de un artista poco conocido llamado Andy Warhol por tan solo 100 dólares. En ese momento, el neoyorquino no era reconocido como un artista importante, pero su trabajo se convirtió en un ícono del arte pop y, décadas después, esa misma pintura se vendió por más de 100 millones de dólares.
Diversificación: Al igual que con cualquier tipo de inversión, la diversificación es fundamental en el mercado del arte. Es recomendable no poner “todos los huevos en una sola canasta”. Diversificar las adquisiciones de arte, optando por diferentes artistas, estilos y periodos, puede ayudar a mitigar los riesgos asociados con las fluctuaciones en el mercado del arte. En la década de 1950, un coleccionista de arte llamado Herb Vogel y su esposa Dorothy comenzaron a adquirir obras de arte minimalista y conceptual para su hogar. Aunque no tenían grandes recursos económicos, su enfoque en la diversificación los llevó a acumular una colección impresionante. Décadas después, su colección fue valorada en varios millones de dólares y se donó a varios museos en diversas ciudades de Estados Unidos.
Calidad y autenticidad: Al adquirir arte, es esencial verificar la autenticidad del artista y asegurarse de que la obra haya sido verificada por expertos o galerías de renombre. La calidad de la obra, su estado de conservación y su relevancia histórica también son factores importantes a considerar. En 2017, una pintura titulada “Salvator Mundi”, atribuida a Leonardo da Vinci, se subastó por la increíble suma de 450 millones de dólares. La obra fue adquirida en 2005 por un consorcio de coleccionistas por tan solo 10 mil dólares. Tras la compra, su autenticidad fue verificada y restaurada antes de ser presentada al público. Esta historia destaca la importancia de la autenticidad y cómo puede impulsar el valor de una obra de arte.
Al adquirir arte como inversión, es crucial considerar criterios clave para tomar decisiones informadas. La investigación exhaustiva, la diversificación y la atención a la calidad y autenticidad son algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta. Las historias reales de inversiones exitosas en el arte, como las mencionadas anteriormente, demuestran el potencial lucrativo del mercado del arte, pero también subrayan la importancia de estar bien informado y tomar decisiones cuidadosas. Al combinar el conocimiento con una pasión por el arte, los inversores pueden obtener resultados satisfactorios tanto a nivel estético como financiero.