En el año 2020, se diagnosticó a 604 mil pacientes con cáncer de cuello uterino, y un 56.6% de estos, murieron por esta causa.

 

Se estima que casi el 90% de los casos de cáncer de cuello uterino suceden en los países de ingresos bajos y medios. Según datos de la plataforma web Global Cancer Observatory, las tasas de mortalidad por esta enfermedad son tres veces más altas en América Latina y el Caribe que en Norteamérica.

Algunos de los factores que contribuyen a esta inequidad incluyen el difícil acceso a un diagnóstico oportuno, la poca educación, la escasez de clínicas y hospitales y, en muchos casos, la falta de un seguro de salud. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial en el año 2020 se diagnosticó a 604 mil pacientes con cáncer de cuello uterino y el 56.6% murieron por esta causa. Esta enfermedad es causada, en su mayoría, por el virus de papiloma humano (VPH), una infección de transmisión sexual que, de no ser detectada a tiempo, puede volverse fatal. 

En Latinoamérica, se le ha dado poca difusión a los beneficios de una prevención primaria, como las vacunas. La vacunación contra el VPH protege contra los tipos del virus que generalmente causan estos cánceres. De acuerdo con datos de la revista Expert Review of Vaccine, aproximadamente el 72% de los cánceres de cuello uterino a nivel mundial están relacionados con el VPH 16 y el VPH 18 y otro 17% son causados por los tipos de VPH 31, 33, 45, 52 y 58. La vacuna está recomendada para hombres y mujeres desde los nueve años. Ya son 116 países los que han añadido estas vacunas en sus planes nacionales de inmunización. En la región, la mayoría de países ya la incluyen en las niñas, pero solo Panamá, Chile, Argentina, Brasil y Uruguay inmunizan también a los varones. 

Adicionalmente, hace unas semanas, un equipo de investigadores de University College London y la Universidad de South Hampton descubrieron que el cáncer de cuello uterino se puede dividir en dos subgrupos moleculares, uno de ellos mucho más agresivo, lo cual da pistas importantes para comprender el desarrollo de la enfermedad. Con estos avances, y haciendo un esfuerzo conjunto entre el Estado y la empresa privada, sería posible beneficiar a las comunidades más alejadas que aún no logran acceder a una atención oportuna y de calidad.  

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