Según el Banco Mundial, América Latina enfrenta una crisis en educación con pérdidas de aprendizaje irreversibles. Treinta millones de menores están fuera del sistema educativo, la mitad de niños con menos de 10 años no pueden leer y/o comprender un texto simple y 3 de cada 5 perdieron un año escolar completo en la región. El problema educativo se intensificó con la pandemia. Se han perdido 4 veces más días de escolaridad que en el resto del mundo (174 días escolares) por el cierre de escuelas, lo que equivale a un valor de 1.2 billones de US dólares.
Las organizaciones educativas locales sin fines de lucro son el salvavidas para estos niños y niñas, disminuyendo las desigualdades y garantizando que nadie se quede atrás. Solo en América Latina, alrededor de 50,000 agentes de cambio en 20 países están impactando en varios aspectos de la agenda educativa. Sin embargo, carecen de una red colaborativa, acceso al talento o el capital suficiente para escalar su impacto. La falta de financiamiento es la mayor barrera para el sector. Menos del 1% de los AUM de inversión de impacto global están dirigidos a América Latina, en comparación con el 43% que se dirige al continente africano. Y el capital filantrópico es insignificante, siendo el 0,2% del PIB de la región frente al 5% del PIB de Estados Unidos. Este y otros desafíos hacen que el impacto no escale.
Además de estos recursos críticos, existe muy poca representación de organizaciones sin fines de lucro de América Latina en los programas de becas globales. Hay menos del 5% de representación del liderazgo latinoamericano en programas de becas prestigiosos como Echoing Green, Ashoka, DRK, etc. Las soluciones educativas innovadoras desarrolladas por organizaciones sin fines de lucro deben escalarse para apoyar el desarrollo regional.
La tecnología acelera la reducción de la inequidad educativa
En el 2021, Salesforce publicó un informe revelando que el 93% de organizaciones sin fines de lucro carecen de soluciones tecnológicas, cuando son éstas las que pueden hacer su trabajo más rápido y eficiente. Se estima que si las organizaciones sociales desarrollan el músculo digital y adoptan una mentalidad basada en datos, podrían ser hasta cinco veces más eficientes y escalar su impacto más rápido.
Generalmente estas organizaciones están muy por detrás del sector privado en el uso de tecnología, pero si tenemos el compromiso de abordar problemas y ver resultados en el entorno, un enfoque de aportar y de trabajar de manera coordinada puede tener un impacto impresionante para multiplicar el impacto, mejorar la sostenibilidad financiera y escalar ideas innovadoras para un mejor entorno.
Por ejemplo, Kantaya es una organización peruana que crea un espacio seguro para ayudar a que más escolares desarrollen sus habilidades socioemocionales, de comunicación y aritmética. A la fecha ha impactado a más de 2000 niños y niñas peruanos, incrementando la tasa de ingresos a estudios de educación superior del 2% al 67%. Sin embargo, en su gestión dedicaban demasiado tiempo a procedimientos manuales, como la inscripción de estudiantes, la comunicación con donantes y otras tareas que podrían ser procesos automatizados para utilizar tiempo en lo que realmente genera valor – el trabajo con los estudiantes.
Así como Kantaya, hay muchas organizaciones que pueden hacer las cosas más eficientes y escalar su impacto con mayor velocidad. Es así como nace Propel, queremos que organizaciones en América Latina comprometidas con los resultados educativos multipliquen su impacto y sean más eficientes a través de la tecnología. Identificamos a los y las líderes que están cerrando brechas en las zonas más desfavorecidas. Fortalecemos sus capacidades y hacemos que conecten con talento y tecnología a través de un programa de 10 semanas de transformación digital, que ha sido diseñado por expertos de la Universidad de Stanford en colaboración con McKinsey, Zigla, TrIbo, BlackSip y Tableau.
Con el apoyo de Propel, Kantaya automatizó sus operaciones utilizando Salesforce y redujo los tiempos de envío de campañas a donantes de 3 días a sólo horas. Además, empezaron a personalizar las comunicaciones para donantes y accedieron a más financiamiento. También aprendieron a usar Twilio para medir su impacto a través de WhatsApp y mejoraron sus campañas de Marketing Digital y su SEO. Nivelar el campo de juego para las organizaciones educativas sin fines de lucro permite competir por los recursos, aumentar la financiación y escalar los resultados. A la fecha, hemos llegado a 35 organizaciones de 11 países en menos de dos años, impulsándolas digitalmente para que multipliquen su impacto.
Un ecosistema social vibrante y digitalizado con más impacto
Corporaciones y empresas cuyos servicios se alinean con nuestro programa o cuya misión de responsabilidad social está alineada con la nuestra, nos han ayudado en este tiempo a hacer todo esto posible, como McKinsey, Tribo, Tableau, Zigla y Blacksip. Sin embargo, para lograr un ecosistema social vibrante y digital necesitamos sumar más esfuerzos. Juntos podemos potenciar digitalmente a las organizaciones para multiplicar su impacto y alcanzar los objetivos educativos que nuestra región necesita.
Cerremos la brecha digital para aquellos que cierran la brecha educativa.