En un histórico giro político, ayer domingo, Daniel Noboa, un empresario de tan solo 35 años, se alzó como el presidente electo más joven en la historia de Ecuador. Este cambio de liderazgo se da en un contexto donde Noboa, hijo del hombre más rico del país, emerge como una figura relativamente desconocida, sin experiencia política previa y con la peculiaridad de que muchas de las decisiones económicas que enfrentará afectan directamente a su familia, cuya fortuna se ha construido a lo largo de tres generaciones gracias a la exportación de plátano.
Con más del 97% de las papeletas escrutadas y un respaldo del 52%, Noboa superó con comodidad a su contrincante, elegida por el expresidente Rafael Correa, líder del movimiento político que buscaba regresar al poder.
Noboa, que no proviene de ningún partido político y no se define ideológicamente, ha adoptado un discurso liberal, destacando su intención de reducir impuestos y fomentar la inversión extranjera, lo que lo posiciona en el centro derecha. En su campaña, se presentó como un hombre familiar, con un matrimonio estable, dos hijos y un tercero en camino, resaltando también su estilo de vida activo y deportista.
Daniel Noboa, sereno y sin mostrar euforia, ofreció sus primeras palabras tras conocer los resultados, señalando que comenzarán a trabajar en un “nuevo Ecuador” para reconstruir un país afectado por la corrupción, la violencia y el odio.
Noboa, que asumirá la presidencia en diciembre, gobernará durante 16 meses, completando el periodo que le quedaba a Guillermo Lasso. Su gestión enfrentará desafíos económicos y sociales, con el país estancado económicamente y problemas crecientes como motines en cárceles, violencia y un aumento significativo en homicidios.
Este joven presidente, heredero de una familia acomodada y con raíces en el negocio bananero, ha logrado aglutinar el rechazo al correísmo, presentándose como un político alejado de la tradicional politiquería. Su victoria, marcada por momentos clave como un destacado desempeño en un debate presidencial y el impacto del asesinato de un periodista, dibuja un nuevo capítulo en la política ecuatoriana.
En cuanto a sus propuestas, Noboa ha sido vago en temas de seguridad, pero se espera que anuncie medidas importantes para hacer frente al crimen organizado, que ha infiltrado las instituciones del país. En el ámbito económico, se vislumbra un escenario complicado, con un déficit fiscal y limitaciones para recurrir a instituciones como el FMI.
Con su imagen de modernidad y su victoria contundente, Daniel Noboa se convierte en el próximo líder de Ecuador, abriendo las puertas del Palacio de Carondelet para una nueva era política.