Un nuevo estudio publicado en la revista “The Lancet” predice que el número de personas con diabetes en el mundo se duplicará para el año 2050, alcanzando los 1.300 millones, en comparación con los 529 millones actuales. El informe utilizó datos del Global Burden of Disease (GBD) 2021 y examinó la prevalencia, la morbilidad y la mortalidad de la diabetes en 204 países y territorios.
En América Latina, la diabetes es un problema creciente. Según la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés), en 2019 había aproximadamente 34 millones de personas con diabetes en América Latina, y se espera que esta cifra aumente a más de 47 millones para el año 2045 si no se toman medidas para prevenirla y controlarla. Además del costo de vidas humanas, esta enfermedad representa un gran gasto para la economía de los pacientes y de los sistemas de salud de cada país.
De acuerdo con datos de la Federación Mexicana de Diabetes, se estima que la diabetes representa un costo anual de 65 mil millones de dólares para América Latina y El Caribe, de los cuales 15 mil millones corresponden a México, 44 mil millones a América del Sur y 3 mil millones a América Central y el Caribe respectivamente. Se estima que un paciente con diabetes tipo 2 puede gastar un promedio de 700 dólares al año, dependiendo del acceso a medicamentos y programas de salud disponibles en cada país. En América Latina, los pacientes y sus familiares asumen entre 40% y 60% de los costos de atención médica, y, en algunos casos, pueden llegar a asumir hasta el 100%.
Además hay gastos indirectos que afectan la economía regional. Entre ellos, la incapacidad temporal, incapacidad permanente, jubilación anticipada y el costo de mortalidad prematura que la enfermedad implica. Para 25 países en América Latina los gastos indirectos pueden resultar hasta cinco veces más caros que los directos.
A nivel global, la diabetes tipo 2 representa el 96% de todos los casos de diabetes, y factores como la dieta, el índice de masa corporal y la edad contribuyen a su desarrollo. El consumo de alimentos hipercalóricos, especialmente en países de bajos ingresos, se identifica como un factor desencadenante importante. La transición hacia una alimentación basada en comidas rápidas e industrializadas en lugar de las tradiciones culinarias también se asocia con un aumento de la enfermedad
El estudio destaca la necesidad de abordar la diabetes como un problema social y no solo médico. Los expertos sugieren que los gobiernos pueden implementar políticas para regular la industria alimentaria de manera similar a las leyes antitabaco y de seguridad vial, con el objetivo de frenar el aumento de esta enfermedad a nivel mundial.
Además, es importante educar acerca de los factores relacionados con el estilo de vida que pueden repercutir en el desarrollo de la enfermedad. Una alimentación rica en alimentos procesados, altos en grasas saturadas, azúcares añadidos y carbohidratos refinados puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, al igual que el consumo excesivo de calorías y la falta de una dieta equilibrada. El sobrepeso y la obesidad también son factores de riesgo importantes, el exceso de grasa corporal, especialmente en el área abdominal, está asociado con una mayor resistencia a la insulina y un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
El sedentarismo y la falta de actividad física regular se asocian tamnién con un mayor riesgo; el ejercicio ayuda a mantener un peso saludable, mejora la sensibilidad a la insulina y promueve la salud en general. La exposición al humo del tabaco también puede aumentar la resistencia a la insulina; además, el tabaquismo empeora las complicaciones relacionadas con la diabetes, como enfermedades cardiovasculares y daño a los vasos sanguíneos, al igual que el consumo excesivo de alcohol. Otros factores como el estrés prolongado puedne tener un impacto negativo en la regulación de los niveles de glucosa en sangre y aumentar la resistencia a la insulina.
Es importante tener en cuenta que estos factores de estilo de vida no son la causa exclusiva de la diabetes, ya que también existen influencias genéticas y otros factores de riesgo. Sin embargo, adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, actividad física regular, evitar el tabaquismo y moderar el consumo de alcohol, puede ayudar a prevenir o retrasar el desarrollo de la diabetes tipo 2 y a controlar la enfermedad en aquellos que ya la padecen.