El COVID prolongado, una consecuencia de la pandemia que afecta a la población

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Investigadores han encontrado que en casos graves de COVID-19, los anticuerpos producidos para combatir el virus también pueden atacar los tejidos del cuerpo.

Un equipo de investigadores ha descubierto que en pacientes con COVID-19 grave, muchos de los anticuerpos desarrollados para combatir el virus también atacan los propios órganos y tejidos del paciente, lo que se asemeja a las características de enfermedades autoinmunes crónicas. Estos anticuerpos auto-dirigidos pueden persistir durante meses o incluso años en personas con “long COVID-19”, una condición en la que los síntomas continúan mucho tiempo después de la recuperación inicial de la COVID-19. La investigación está arrojando luz sobre cómo se desarrollan estas respuestas inmunológicas desviadas y sus efectos a largo plazo.

De acuerdo con un artículo publicado por el World Economic Forum, en condiciones normales, el sistema inmunológico tiene mecanismos para evitar atacar el propio cuerpo, pero bajo el estrés de una infección grave por SARS-CoV-2, estos mecanismos pueden fallar, lo que lleva a la producción de anticuerpos que también atacan el propio tejido del paciente.

Afortunadamente, no todas las personas que tienen COVID-19 grave desarrollan una enfermedad autoinmune, y la mayoría de los indicadores de autoinmunidad tienden a disminuir meses después de la infección. Sin embargo, hasta el 30% de las personas con COVID-19 pueden experimentar síntomas persistentes, conocidos como “long COVID-19”, que pueden incluir pérdida prolongada del gusto y el olfato, fatiga, confusión mental y otros síntomas. Se estima que en Estados Unidos, más de 16 millones de personas entre 18 y 65 años sufren los efectos del COVID prolongado. Un estudio publicado en The Lancet asegura que un 22% de las personas con este diagnóstico están incapacitados de trabajar por enfermedad y otro 45% tuvieron que reducir el número de horas laborales. 

Los investigadores continúan estudiando si estos anticuerpos auto-dirigidos contribuyen directamente a los síntomas de long COVID-19 y si existe la posibilidad de intervenciones terapéuticas para mitigar o eliminar estas amenazas. También están investigando si los pacientes con long COVID-19 corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes crónicas en el futuro. La investigación en esta área crítica está en curso y se necesita más tiempo para obtener respuestas definitivas.

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