La baja tasa de bancarización en la región y la poca confianza en el sistema bancario tradicional representa una gran oportunidad de crecimiento para las fintechs en América Latina.
La región de Latinoamérica tiene una población de más de 650 millones de habitantes y una tasa de penetración de servicios financieros tradicionales relativamente baja. Esto hace que haya una gran oportunidad para las empresas fintech de ofrecer servicios financieros innovadores que logren alcanzar un gran número de clientes.
La industria fintech ha experimentado un rápido crecimiento en toda la región en los últimos años. En la actualidad, Brasil lidera el mercado de fintechs con más de 632 empresas de tecnología financiera locales. La mayoría de las empresas brasileñas se centran en soluciones de pagos y préstamos. México, con más de 516 fintechs activas, es el segundo país de la región con más empresas de tecnología financiera, las cuales se centran en soluciones de pagos, préstamos y transferencias de dinero.
Colombia tiene más de 404 fintechs activas y ha emergido como un importante centro de fintech en la región. Las startups financieras colombianas se centran en soluciones de pagos, préstamos y seguros. Argentina tiene más de 295 fintechs activas y es considerado un ecosistema fintech en crecimiento, centrado en soluciones de pagos, préstamos y finanzas personales.
La pandemia de COVID-19 en el 2020 aceleró la adopción de servicios financieros digitales en Latinoamérica, lo que ha creado una oportunidad para estas empresas de ofrecer soluciones innovadoras para los consumidores y los negocios. Asimismo, la alta tasa de adopción de tecnología móvil crea una oportunidad para estas empresas de ofrecer servicios financieros a través de aplicaciones móviles y servicios en línea.
En algunos países de Latinoamérica, los reguladores financieros han adoptado una postura más flexible hacia las empresas fintech, lo que ha permitido que éstas se desarrollen y crezcan más rápidamente. Aunque la situación varía según el país, en los últimos años ha habido un aumento en la flexibilidad regulatoria en la región. Por ejemplo, en México se creó una ley fintech en 2018 para regular el funcionamiento de las fintechs en el país, mientras que en Colombia se ha implementado un sandbox regulatorio que permite a las fintechs experimentar con nuevas tecnologías y modelos de negocio sin estar sujetas a ciertas regulaciones.
Sin embargo, en otros países todavía existen barreras regulatorias que pueden dificultar el desarrollo de este modelo de negocio. En algunos casos, las regulaciones para el sector financiero son bastante rígidas y no han evolucionado lo suficiente para adaptarse a las nuevas tecnologías que ofrecen estas empresas. Además, algunas de ellas pueden enfrentar desafíos adicionales debido a la falta de claridad regulatoria en algunos aspectos, lo que puede generar incertidumbre en cuanto a la regulación aplicable.