Estimulación magnética para tratar la depresión

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Investigadores de Stanford Medicine descubrieron que el tratamiento puede revertir la dirección de las señales anormales en el cerebro.

El tratamiento de estimulación magnética transcraneal ha demostrado brindar alivio rápido a muchos pacientes con depresión grave que no responden a los tratamientos convencionales. 

Este procedimiento consiste en potentes pulsos magnéticos aplicados en el cuero cabelludo para estimular el cerebro. De acuerdo con una investigación liderada por científicos de Stanford Medicine, la estimulación funciona revirtiendo la dirección de las señales anormales en el cerebro. Estos hallazgos también sugieren que los flujos de actividad neural inversos entre áreas clave del cerebro podrían utilizarse como biomarcadores para ayudar en el diagnóstico de la depresión.

El tratamiento, conocido como terapia de neuromodulación de Stanford, incorpora tecnologías de imagen avanzadas para guiar la estimulación con patrones de pulsos magnéticos de alta intensidad que pueden modificar la actividad cerebral relacionada con la depresión mayor. A diferencia de la TMS tradicional, que requiere sesiones diarias durante varias semanas o meses, la terapia de neuromodulación de Stanford se realiza en un período acelerado de 10 sesiones diarias durante cinco días.

Como parte del estudio, los investigadores reclutaron a 33 pacientes que habían sido diagnosticados con trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento. Veintitrés de ellos recibieron el tratamiento de neuromodulación de Stanford, y diez recibieron un tratamiento simulado que imitaba la terapia, pero sin estimulación magnética. Compararon los datos de estos pacientes con los de 85 controles sanos sin depresión.

Al analizar los datos de fMRI en todo el cerebro, se destacó una conexión en particular. En un cerebro normal, la ínsula anterior, una región que integra las sensaciones corporales, envía señales a una región que controla las emociones, la corteza cingulada anterior. Sin embargo, en tres cuartos de los participantes con depresión, el flujo de actividad se invertía: la corteza cingulada anterior enviaba señales a la ínsula anterior. Cuanto más grave era la depresión, mayor era la proporción de señales que viajaban en la dirección equivocada.

Cuando los pacientes deprimidos recibieron el tratamiento de neuromodulación de Stanford, el flujo de actividad neural volvió a la dirección normal en una semana, coincidiendo con la mejoría de su depresión. Aquellos con depresión más grave, y con señales cerebrales más desviadas, fueron los que más se beneficiaron del tratamiento.

Uno de los desafíos en el tratamiento de la depresión ha sido la falta de conocimiento sobre sus mecanismos biológicos. Si un paciente tiene fiebre, hay varias pruebas, como las de infecciones bacterianas o virales, que pueden determinar el tratamiento adecuado. Pero para un paciente con depresión, no existen pruebas análogas.

No todos los pacientes con depresión presentan este flujo anormal de actividad neural y puede ser poco común en casos menos graves de depresión. Sin embargo, podría servir como un biomarcador importante para clasificar el tratamiento de este trastorno.

Los investigadores esperan poder replicar este estudio en un grupo más grande de pacientes y también que más doctores utilicen esta técnica de análisis que los lleve a descubrir más pistas sobre la dirección de la actividad cerebral oculta en los datos del fMRI.

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