En los últimos años, la preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad ha adquirido un protagonismo sin precedentes: cada vez más consumidores y empresas reconocen la importancia de tomar medidas responsables para proteger nuestro planeta. En este contexto, la integración de la sustentabilidad en la estrategia comercial se ha convertido en una necesidad apremiante.
Para comprender la magnitud del problema, basta con echar un vistazo a la huella ambiental de las actividades comerciales. Según un informe reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el sector empresarial es responsable de aproximadamente el 70% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Estas emisiones, a su vez, contribuyen al cambio climático y sus consecuencias devastadoras.
Sin embargo, las cifras también muestran que existe un cambio en la mentalidad empresarial. Un estudio de Accenture revela que el 93% de los CEOs consideran que la sostenibilidad es fundamental para el futuro éxito de sus empresas. Esta cifra impresionante demuestra que los líderes empresariales están reconociendo la necesidad de incorporar la sustentabilidad en su estrategia comercial.
La sustentabilidad también se traduce en beneficios económicos tangibles. Según la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI), la inversión en proyectos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. En 2019, los flujos de inversión hacia estos proyectos alcanzaron los 2,6 billones de dólares, lo que representa un aumento del 21% en comparación con el año anterior. Esto demuestra que los inversores están reconociendo el potencial de rentabilidad que ofrece la sustentabilidad.
Además de los beneficios económicos, la sustentabilidad también tiene un impacto positivo en la percepción de marca. Según una encuesta global realizada por Nielsen, el 81% de los consumidores se sienten fuertemente motivados para comprar productos y servicios que demuestren un compromiso con la sustentabilidad. Esto significa que las empresas que integran la sustentabilidad en su estrategia comercial no solo están protegiendo el medio ambiente, sino que también están ganando la lealtad y preferencia de los consumidores conscientes.
Afortunadamente, la integración de la sustentabilidad en la estrategia comercial no es solo una utopía. Muchas empresas ya están dando pasos significativos en esta dirección. Por ejemplo, la compañía de moda sueca H&M se ha comprometido a utilizar solo materiales 100% sostenibles para el año 2030. Asimismo, la empresa automotriz Tesla ha liderado la industria de vehículos eléctricos y ha demostrado que la sustentabilidad puede ser rentable y revolucionaria.
Para saber por dónde empezar a dar los primeros pasos hacia la sostenibilidad, compartimos tres aspectos básicos que pueden ayudar a impulsar y dirigir los esfuerzos en la dirección correcta.
Evaluación y diagnóstico: El primer paso consiste en realizar una evaluación exhaustiva y un diagnóstico de la situación actual de la empresa en términos de sustentabilidad. Esto implica analizar y comprender los impactos ambientales, sociales y económicos de las operaciones de la empresa. Algunas actividades que pueden realizarse en esta etapa incluyen:
- Identificar las áreas en las que la empresa tiene un mayor impacto negativo en el medio ambiente y en la sociedad.
- Evaluar la eficiencia en el uso de los recursos y la gestión de residuos.
- Analizar las prácticas laborales y la cadena de suministro.
- Estudiar las oportunidades de mejora y la demanda del mercado en relación a la sustentabilidad.
Establecimiento de objetivos: Una vez que se ha realizado la evaluación, el siguiente paso es establecer objetivos claros y alcanzables para la sustentabilidad de la empresa. Estos objetivos deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un plazo de tiempo definido (objetivos SMART, por sus siglas en inglés). Algunos ejemplos de objetivos podrían ser:
- Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un X% para el año Z.
- Aumentar el porcentaje de energía renovable utilizada en las operaciones en un X% para el año Z.
- Mejorar la eficiencia en el uso del agua en un X% para el año Z.
- Incrementar la cantidad de residuos reciclados en un X% para el año Z.
Plan de acción y seguimiento: Una vez establecidos los objetivos, es necesario desarrollar un plan de acción detallado que especifique las medidas y actividades específicas que se implementarán para alcanzarlos. Este plan de acción debe incluir asignación de responsabilidades, recursos necesarios y un cronograma. Además, es fundamental establecer un sistema de seguimiento y medición para evaluar el progreso hacia los objetivos establecidos y realizar ajustes si es necesario.
Es importante destacar que la implementación de una estrategia de sustentabilidad debe ser un proceso continuo y no una tarea única. Las empresas deben monitorear y revisar regularmente sus prácticas y desempeño en materia de sustentabilidad, y adaptar su enfoque según sea necesario para lograr resultados más significativos y duraderos. La sostenibilidad no solo es una responsabilidad social, sino también una estrategia comercial inteligente para lograr el éxito a largo plazo.