Según un informe del BID del año 2020, en América Latina y el Caribe, solo el 10% de las empresas más grandes son dirigidas por mujeres y solo el 4% de las empresas que cotizan en bolsa tienen mujeres en puestos de alta dirección.
La inequidad de género en los puestos de alto rango en Latinoamérica es un problema que ha existido durante décadas. A pesar de los avances en la lucha por la igualdad de género en la región, las mujeres siguen enfrentando barreras en su carrera profesional que les impiden llegar a los puestos más altos de las empresas y organizaciones.
Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del año 2020, en América Latina y el Caribe, solo el 10% de las empresas más grandes son dirigidas por mujeres y solo el 4% de las empresas que cotizan en bolsa tienen mujeres en puestos de alta dirección. Además, las mujeres tienen una presencia significativamente menor en los consejos de administración y en los comités de dirección, lo que significa que tienen menos influencia en la toma de decisiones y en la dirección estratégica de las organizaciones.
Las causas de esta inequidad son múltiples y complejas. En primer lugar, las mujeres enfrentan obstáculos estructurales en el mercado laboral, como la discriminación de género en la contratación y la promoción, los estereotipos de género arraigados en las culturas empresariales y las desigualdades en la remuneración y las condiciones laborales.
Además, las mujeres tienen menos acceso a las redes de contactos profesionales y a las oportunidades de formación y capacitación que son esenciales para el éxito en los puestos de alto rango. También enfrentan obstáculos en la conciliación de su vida laboral y familiar, ya que se espera que asuman la mayor parte de las responsabilidades de cuidado en el hogar. Según el informe del BID, las mujeres en la región dedican en promedio el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos. En algunos países, esta diferencia es aún mayor, llegando a ser de tres o cuatro veces más tiempo para las mujeres que para los hombres, y este número aumenta cuando tienen hijos. Las estadísticas también muestran que la brecha de género en la participación en la fuerza laboral está estrechamente relacionada con la carga de trabajo no remunerado en el hogar. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la tasa de participación laboral de las mujeres en la región es del 49,3%, en comparación con el 75,4% de los hombres. Una de las principales razones de esta brecha es la carga de trabajo no remunerado que recae principalmente en las mujeres.
Otro factor que contribuye a la inequidad de género en los puestos de alto rango en Latinoamérica es la falta de representación de las mujeres en la política y en los cargos públicos. Aunque la región ha avanzado en la participación política de las mujeres en los últimos años, todavía hay una brecha significativa entre hombres y mujeres en los puestos de liderazgo político. Esto significa que las políticas y los programas diseñados para promover la igualdad de género pueden no recibir el apoyo necesario para implementarse de manera efectiva. Según datos de la Unión Interparlamentaria (IPU) de 2021, la representación de las mujeres en los parlamentos de América Latina y el Caribe es del 30.8%, lo que significa que solo alrededor de una de cada tres personas en el parlamento es mujer. Además, en términos de la presencia de mujeres en puestos gubernamentales en general, el informe de 2020 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe indica que solo el 17.4% de los ministros y el 14.2% de los viceministros en la región son mujeres. Sin embargo, ha habido algunos avances notables en ciertos países de la región. Por ejemplo, en México, la proporción de mujeres en el Congreso ha aumentado del 11.8% en 1997 al 49% en 2021, y en Argentina, las mujeres representan el 42% del Congreso. Además, algunos países han implementado cuotas de género en los procesos electorales para aumentar la participación de las mujeres en la política. Por ejemplo, en Colombia, desde 2011 se ha establecido una cuota del 30% de mujeres en los cargos públicos elegidos, y en México, el Congreso aprobó una ley en 2014 que establece una cuota de género del 50% para candidaturas a puestos de elección popular.
Además, la violencia de género y la discriminación basada en el género son problemas graves en la región, lo que puede afectar la capacidad de las mujeres para perseguir carreras profesionales y para ocupar puestos de liderazgo.
Para abordar la inequidad de género en los puestos de alto rango en Latinoamérica, se necesitan acciones concretas por parte de las empresas, los gobiernos y la sociedad en general. En primer lugar, es esencial aumentar la representación de las mujeres en los puestos de liderazgo y en los órganos de toma de decisiones en las empresas y en la política. Para lograr esto, se deben implementar políticas de igualdad de género, como la igualdad de oportunidades de empleo y promoción, la igualdad de remuneración por trabajo igual y la promoción de la conciliación de la vida laboral y familiar.