La maternidad pospuesta

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Cada vez son más la ejecutivas que deciden postergar la maternidad hasta establecerse laboralmente.

¿Ser mamá o ser ejecutiva? En el mundo actual, esa parece ser la pregunta. 

En los últimos años, hemos sido testigos de un cambio significativo en el panorama laboral: un creciente número de jóvenes ejecutivas están tomando la decisión de postergar la maternidad para poder avanzar en sus carreras profesionales. Este fenómeno refleja una transformación en los roles de género y en las aspiraciones de las mujeres en el ámbito laboral, pero ¿es un aspecto más válido que el otro?

De acuerdo con estudios recientes, el porcentaje de mujeres que deciden tener hijos después de los 30 años ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de Estados Unidos, en 1970, solo el 10% de las mujeres estadounidenses tenían su primer hijo después de los 30 años, mientras que en la actualidad, esa cifra se ha más que duplicado, alcanzando el 24%. 

Uno de los factores clave detrás de esta decisión es el deseo de estas jóvenes ejecutivas de establecer una base sólida en sus carreras antes de asumir la responsabilidad de la maternidad. La competencia en el mercado laboral actual es feroz, y las mujeres comprenden la importancia de destacarse y avanzar en sus carreras para alcanzar puestos de liderazgo. Postergar la maternidad les brinda la oportunidad de dedicarse por completo a su desarrollo profesional y lograr sus metas antes de enfrentar las demandas adicionales que conlleva la crianza de hijos.

Las estadísticas también revelan que las mujeres con mayores niveles educativos y en roles ejecutivos están más propensas a posponer el deseo de ser madres. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en países como Alemania, Estados Unidos y Japón, las mujeres altamente educadas tienen más probabilidades de retrasar la maternidad en comparación con aquellas con niveles educativos más bajos. Este patrón se atribuye en parte a la dedicación y el tiempo requerido para desarrollar una carrera exitosa en campos altamente competitivos.

Además, el acceso a opciones anticonceptivas más efectivas y la mayor conciencia sobre la planificación familiar han brindado a las mujeres más control sobre el momento en que desean ser madres. La disponibilidad de métodos anticonceptivos más avanzados y la amplia difusión de información sobre salud sexual y reproductiva han permitido a las mujeres tomar decisiones más informadas y tener mayor autonomía sobre su vida reproductiva.

Sin embargo, también es importante destacar que postergar la maternidad no está exento de desafíos. A medida que las mujeres envejecen, la fertilidad disminuye y pueden surgir complicaciones en el embarazo. La búsqueda de un equilibrio entre el trabajo y la maternidad también puede resultar desafiante a medida que las mujeres avanzan en sus carreras y asumen roles de mayor responsabilidad. Es fundamental que las empresas y los empleadores brinden el apoyo necesario para ayudar a las mujeres a conciliar su vida profesional y personal.

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