
El hábito de la lectura es probablemente uno de los rasgos más característicos de los ejecutivos más exitosos en el mundo. Entre las historias más conocidas al respecto, se dice que el fundador de Amazon, Jeff Bezos, lee al menos 10 libros por mes, Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del mundo, acostumbra leer al menos 50 libros al año, y el magnate Warren Buffett pasa alrededor del 80% de su día leyendo.
Si bien se publican anualmente miles de libros sobre el éxito empresarial y los negocios, hay algunos clásicos que deberían ser de lectura obligatoria. Aquí les dejamos una pequeña selección de los que no deberían de faltar en su mesa de noche:
Los primeros 90 días, de Michael Watkins: Un clásico recomendado por The Economist como “la biblia de las transiciones de liderazgo”, nos ayuda a establecer una estrategia de adaptación de tres meses. Ideal para personas iniciando un nuevo empleo o asumiendo un nuevo rol dentro de la misma empresa.
Aventuras empresariales, de John Brooks: Este compilado de historias sobre Wall Street, sus defectos y excesos, revela las maquinaciones y la naturaleza volátil del mundo de las finanzas. Catalogado por Bill Gates como el mejor libro que ha leído, este texto deja grandes lecciones acerca de cómo alcanzar el éxito evitando los errores.
Desmárcate, de Xavi Roca Torruella: La gestión de la marca personal es imprescindible para alcanzar un buen posicionamiento. Este manual sirve como una guía para aprender a definir tu marca, validarla en el mercado y comunicarla.
El inversionista inteligente, de Benjamin Graham: El mayor asesor de inversiones del siglo XX escribe este libro para inspirar a sus lectores a invertir en valor, protegiendo a los inversores de errores sustanciales y desarrollar estrategias a largo plazo.
Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas, de Stephen R. Covey: Este texto lleva más de 25 años en las mesas de noche de algunos de los más importantes líderes del mundo, ha vendido más de 25 millones de copias y ha sido traducido a 52 idiomas, ¿necesitamos decir más?