Los riesgos de “vapear”

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Lo que antes se creía que era una mejor alternativa al consumo de tabaco es igualmente peligroso y adictivo.

La práctica de fumar vape o “vapear” ha ganado popularidad en los últimos años en el mundo entero, y Latinoamérica no es la excepción. Aunque se cree que esta es una alternativa más segura al tabaco convencional, los estudios indican que fumar este tipo de dispositivos electrónicos puede ser igualmente dañino. 

Un estudio realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) encontró que el número de adolescentes en Latinoamérica que fuman vape ha aumentado significativamente en los últimos años. Según el informe, casi el 15% de los jóvenes de entre 13 y 15 años en América Latina habían vapeado en el último mes. En algunos países, como Argentina, Chile, Costa Rica y México, este porcentaje superó el 20%.

Además, el estudio encontró que los adolescentes que fuman vape tienen más probabilidades de probar tabaco convencional. En algunos países, hasta el 90% de los adolescentes que “vapean” también han fumado cigarrillos convencionales.

Uno de los mayores riesgos del “vapeo” es la exposición a químicos tóxicos y cancerígenos. Los estudios han encontrado que la solución de nicotina utilizada en los dispositivos electrónicos puede contener químicos como el formaldehído, que se ha relacionado con el cáncer. También puede contener metales pesados como el plomo y el níquel, que pueden ser tóxicos para el cuerpo.

Un estudio realizado por la Universidad de California en San Francisco encontró que esta actividad puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Los investigadores encontraron que los participantes que fumaban vape tenían niveles más altos de proteína C-reactiva, que es un indicador de inflamación y un factor de riesgo para enfermedades cardíacas. Asimismo, el estudio encontró que puede dañar las células de los pulmones y aumentar el riesgo de enfermedades pulmonares. Los investigadores encontraron que los participantes que usaban cigarrillos eléctricos tenían niveles más altos de citocinas inflamatorias, que pueden causar daño pulmonar y aumentar el riesgo de enfermedades como el asma y la bronquitis.

En algunos casos, usar vapes puede ser incluso más peligroso que fumar tabaco convencional. Un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte encontró que los líquidos utilizados en los dispositivos electrónicos pueden contener altas concentraciones de diacetilo, un químico que puede causar daño pulmonar severo y se ha relacionado con enfermedades pulmonares como la bronquiolitis obliterante, un mal crónico de los bronquiolos. 

Otro riesgo importante para tener en cuenta es la adicción a la nicotina. Esta sustancia altamente adictiva puede causar dependencia en el cuerpo y causar efectos secundarios como la ansiedad, la irritabilidad y la dificultad para dormir.

A pesar de estos riesgos, “vapear” continúa siendo una tendencia entre muchos jóvenes en Latinoamérica. En algunos casos, esto se debe a la falta de regulación en el mercado de dispositivos electrónicos, lo que conlleva bajos estándares de seguridad o pruebas de calidad para los líquidos de vapeo, que pueden poner a los consumidores en peligro.

Es importante que los países de Latinoamérica tomen medidas para regular los dispositivos electrónicos y promuevan la educación a los jóvenes sobre los riesgos de fumar vape. La OPS recomienda que los países implementen políticas para prevenir y reducir el consumo de tabaco entre los adolescentes, incluyendo la regulación de los dispositivos electrónicos y la implementación de impuestos sobre el tabaco.

Es importante que los gobiernos latinoamericanos tomen medidas para regular los dispositivos electrónicos y eduquen a los jóvenes sobre los riesgos de “vapear” para proteger la salud de la próxima generación.

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