Nueva terapia génica basada en el párkinson reduce consumo de alcohol en experimento

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Mediante el factor de crecimiento GDNF, restablecen el equilibrio de la dopamina, reduciendo el consumo en un 90%.

Un enfoque innovador para tratar casos severos de adicción al alcohol ha sido propuesto por científicos de la Universidad de Ciencia y Salud de Oregón, quienes han adaptado una terapia génica utilizada en el tratamiento del párkinson para abordar el alcoholismo. La terapia génica implica el uso de virus inofensivos como vehículos para insertar instrucciones en las células del paciente, promoviendo la producción de proteínas correctivas. Aunque esta técnica ya se aplica en enfermedades como el cáncer, hemofilia y el párkinson, su aplicación en el alcoholismo es un campo prometedor.

En el párkinson, la terapia génica utiliza el factor de crecimiento GDNF para estimular el crecimiento de neuronas productoras de dopamina, un neurotransmisor clave para la motivación y el placer. En el alcoholismo, el consumo crónico de alcohol altera los niveles de dopamina, llevando a la adicción. Los investigadores plantearon que restaurar el equilibrio de dopamina podría reducir el consumo de alcohol. El estudio se llevó a cabo en macacos, donde cuatro recibieron la terapia génica y otros cuatro un placebo. Aquellos tratados con GDNF redujeron su consumo de alcohol en un 90% en comparación con el grupo de control.

Aunque prometedor, este enfoque enfrenta desafíos. Los tratamientos de terapia génica suelen ser costosos y requieren cirugía, limitando su aplicabilidad. También existe el riesgo de desequilibrios dopaminérgicos. Mientras la terapia génica resulta beneficiosa para el alcoholismo, podría ser perjudicial para otros trastornos relacionados con la dopamina. Investigaciones anteriores han mostrado que un exceso de GDNF aumenta la recaída en adicciones a sustancias como la cocaína.

No obstante, esta estrategia podría extenderse a otras adicciones. En un estudio paralelo, científicos de la Clínica Mayo exploraron la terapia génica para tratar la adicción a la cocaína. Modificaron la producción de la proteína BChE, que descompone la cocaína antes de que cause placer. Mediante virus adenoasociados, similares a los utilizados en el tratamiento del alcoholismo, lograron introducir el gen de la proteína CocH en el hígado de ratones. Estos ratones mostraron menos efectos nocivos y un menor comportamiento adictivo ante la cocaína.

A pesar de la promesa de estas terapias génicas, se necesita más investigación para comprender su seguridad y eficacia. La adaptación de enfoques exitosos en el tratamiento de enfermedades neurológicas para abordar adicciones es un avance emocionante en la medicina. Sin embargo, la implementación generalizada de estas terapias enfrenta obstáculos económicos, logísticos y riesgos potenciales, lo que limita su aplicación a casos severos o cuando otras opciones terapéuticas han fallado.

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