Estas iniciativas buscan contribuir a que miles de personas vivan más y de forma más saludable.
Con vistas a que el país pueda estar libre de humo al 2025, el Parlamento de Nueva Zelanda ha aprobado una ley que prohibirá fumar a todos los ciudadanos que hayan nacido a partir del 1 de enero de 2009.
Esta prohibición será de por vida y los comercios que no acaten la ley podrían recibir multas de hasta 150 mil dólares neozelandeses, alrededor de 92 mil dólares. Esta medida forma parte de un paquete de reformas que plantea reducir la cantidad de nicotina de los productos con tabaco, y limitar los puntos de venta de 6 mil a 600 para finales del próximo año. También se están poniendo a disposición fondos adicionales para servicios de salud y campañas de concienciación que ayuden a las personas a dejar de fumar.
De acuerdo con declaraciones de la ministra adjunta de Salud, Ayesha Verrall, estas iniciativas contribuirán a que miles de personas vivían más y de forma más saludable. En la actualidad, el sistema de salud neozelandés destina alrededor de 5 mil millones anuales a las enfermedades derivadas del consumo de cigarrillos, como cáncer, ataques cardíacos, derrames cerebrales y amputaciones, entre otros.
Las autoridades estiman que un 8% de los neozelandeses adultos consumen tabaco diariamente, un dato que se sitúa por debajo del 9.4% registrado hace apenas año y medio y que es la mitad al de hace una década.
La asociación Nofumadores ha registrado una iniciativa ciudadana europea para lograr un entorno sin tabaco y la primera generación europea libre de tabaco. El próximo 26 de enero empezarán a recaudar firmas para que sea considerado por la Comisión. Asimismo, organizaciones de Francia, Italia, Portugal, Irlanda, Eslovenia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Rumanía y otros países de la unión también se están organizando para comenzar la recogida de firmas en sus respectivos países.
En Latinoamérica, se estima que unos 900 millones de personas de 35 países cuentan con al menos una de las seis medidas de control del tabaco recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, un 50% más que las registradas el año 2007.