Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como los objetivos del milenio, son un llamado urgente a la acción global para abordar una serie de desafíos cruciales que enfrenta nuestro mundo. Sin embargo, lamentablemente, nos encontramos significativamente rezagados en la consecución de estos objetivos, y es en el ODS número 5, que se refiere a la igualdad de género, donde esta brecha se manifiesta de manera más alarmante.
Un informe revelado en las Naciones Unidas y liderado por ONU-Mujeres arroja una verdad inquietante: las mujeres están en desventaja en todos los aspectos contemplados en los 17 ODS. Este desequilibrio se agudiza en el ODS 5, que se enfoca en la igualdad de género. En este sentido, ninguna de las metas propuestas ha sido alcanzada, y lo que es aún más preocupante, un asombroso 54% de los países carece de leyes que promuevan la igualdad de género. Además, la representación de las mujeres en los Parlamentos nacionales es alarmantemente baja, con apenas un 26.7%, y apenas un 28% ocupan puestos directivos en el sector privado.
Lo más impactante es que, si continuamos a este ritmo, la próxima generación de mujeres dedicará en promedio 2.3 horas más al día que los hombres a tareas domésticas no remuneradas o al cuidado de familiares. Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada en todas las mediciones de pobreza, acceso a la salud, educación, acceso a agua potable y saneamiento, y empleo decente en el contexto de los 17 ODS. Estas desigualdades se vieron agravadas por la crisis de la pandemia de Covid-19.
Los datos son contundentes: en el ámbito laboral, solo el 61.4% de las mujeres en edad de trabajar están empleadas en comparación con el 90.6% de los hombres. Y en cuanto a los salarios, por cada dólar que un hombre ganó en 2019, una mujer solo ganó 51 centavos. Esto explica por qué las denuncias de discriminación, ya sea en el trabajo u otros contextos, son el doble en mujeres en comparación con los hombres, y casi el doble cuando se trata de discriminación basada en su estado civil.
En las zonas en conflicto, donde viven 614 millones de mujeres, la situación es aún más crítica, duplicando la cantidad de mujeres afectadas desde 2017. Además, el informe destaca la discriminación que enfrentan las mujeres mayores de 65 años, un aspecto que no debe pasarse por alto en un mundo donde el envejecimiento de la población es una realidad. Estas mujeres tienen más probabilidades de enviudar, menos posibilidades de volver a casarse y una mayor probabilidad de vivir solas, lo que aumenta su inseguridad económica. Muchas de ellas llegan a la vejez sin activos, ahorros, pensiones ni beneficios sociales.
La realidad es que solo 56 de los 116 países con datos disponibles ofrecen algún tipo de pensión a las mujeres, dejando al resto enfrentando las consecuencias de vidas con carreras interrumpidas, empleos a tiempo parcial, salarios más bajos y una carga desproporcionada de tareas no remuneradas. Esta brecha de género en los ODS es un recordatorio urgente de la necesidad de un cambio significativo y una acción colectiva inmediata para lograr un mundo más equitativo y justo.