
Christian Rivera CEO y cofounder de Smart Doctor
El médico creador de la plataforma de telemedicina peruana reflexiona sobre las dificultades de las startups en healthtech en Latinoamérica, con la experiencia de haber trabajado con privados y el gobierno, debido a la pandemia de COVID-19 y con conocimiento del ambiente emprendedor de países como Chile, México y Colombia. En esta entrevista, Rivera relata su espectacular recorrido para convertirse en un marketmaker.
“Siempre he sido osado, atrevido, caradura…” reflexiona riendo a mitad de entrevista el médico peruano Christian Rivera.
Así explica por qué, a pesar de su formación en salud donde es especialista en cuidados intensivos, derivó rápidamente hacia la creación de empresas. Hace una década es dueño de dos clínicas en Lima: Medcare e Imágenes Médicas – y desde hace tres años, junto a su socia, la endocrinóloga Karen Salirrosas, creó la healthtech Smart Doctor, una plataforma tecnológica que ofrece salud y bienestar para los colaboradores de las empresas, con el propósito de disminuir la brecha que existe en el acceso a servicios de salud en el continente.
Con ella, hoy están en México y Perú, pero su visión es llegar a toda América Latina
Si ya tenías dos emprendimientos en salud, ¿qué buscabas con esta healthtech?
Cuando trabajaba en el hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, me di cuenta de que las personas tenían que esperar hasta 5 meses para un control con un médico y si querían rapidez tenían que irse a la Urgencias. En el otro escenario, si no iban al hospital se iban a la farmacia y terminaban automedicándose, lo que es igualmente peligroso.
Entonces ahí había un problema muy grande que solucionar, desde el lado del médico.
Y como paciente lo viví hace cinco años, cuando mi madre tenía que recibir un trasplante renal y le dijeron que la espera era de tres años. Yo, como médico, sabía que ella solo tenía dos años de vida, no podía esperar tres. Yo no acepté esa situación. Así que les pedí ayuda a los médicos y a la directiva del hospital. Como no me hicieron caso, me fui donde el ministro de salud Oscar Ugarte. Le dije “Doctor, yo no voy a permitir que mi mamá muera en mi cara, Ud. me tiene que ayudar”. Yo creo que me vio el vio en mis ojos que yo no iba a dar marcha atrás y que la única opción que tenía era ayudarme y así fue.
Así que forcé, en cierta medida, a que los médicos atendieran a mi mamá por videollamada, porque realmente no la iban a examinar. Afortunadamente mi mamá, debido a todas mis acciones, hizo todo el trámite en un año y medio y se operó. Pero con esto me di cuenta de que muchas personas estaban en una situación similar, o peor, que la de mi madre. Muchas de ellas mueren y no llegan a atenderse con un médico.
¿Cuál fue el siguiente paso?
Dejé el hospital, porque tenía un propósito que me llamaba más que todo. Pensé, “Yo puedo seguir trabajando en el hospital, puedo ayudar a 8 personas en cada guardia que tengo en la UCI, pero creo que tengo el potencial para ayudar a muchos más, formar una red de médicos, sicólogos, nutricionistas, de empresas de gobierno y dar a millones (salud) en simultáneo. Así que lo conversé con mi esposa y decidí dejar todo. Muchos me dijeron que estaba loco, porque no podía dejar de lado toda mi vida, prácticamente. Pero creo que el propósito en la vida es ayudar a las personas y ahora me encuentro dedicado full time hace dos años a Smart Doctor.
¿Cuál ha sido tu formación para emprender?
No he tomado ningún curso ni diplomado, [en emprendimiento] y yo creo que eso fue algo que retrasó mi aprendizaje. Cuando empecé en negocios hace diez años, no sabía nada y fui aprendiendo en el mismo negocio, pensé que la salud digital iba a ser como mis clínicas, pero es completamente distinto. Me costó mucho, el primer año perdimos una gran cantidad de dinero y mucho tiempo, pero aprendimos.
¿Cuál fue el momento del cambio?
Después del primer año me di cuenta de que tenía que tomar el rol de emprendedor 100% y lo primero que hice fue cambiar mi mindset a uno más lean, de crecimiento, una mentalidad de apertura, no una mentalidad fija. Así que ahí fue el verdadero cambio y empecé a leer mucho, a estudiar mucho.
Conversé con muchas personas. Estuve en Chile, en México, en Colombia. No encontraba las respuestas. Así que hablé con personas de EE.UU. y de Europa que me dijeron: “mira, la realidad es que en tu territorio en Latinoamérica no existe este mercado, así que tú tienes que crearlo. Tienes que ser un marketmaker”.
Decidí involucrarme al 1.000% aprender mucho y una de las primeras cosas que aprendí fue a hacer crecer mi network. Comencé a usar LinkedIn, a contactar gente de otros países, aprender de ellos, a leer noticas de mercado, de emprendimiento, de ejecución.
¿Qué hiciste cuando estuviste en Chile, México y Colombia?
En 2019 me fui a Chile, donde entramos a la generación 22 de StartupChile, de Corfo. Aprendí bastante, me enseñaron mucho del ecosistema, de cómo hacer una startup, estuve 7 meses ahí. Luego, ese mismo año estaba buscando un programa de aceleración en México, pero desafortunadamente en esa temporada no se abrió. Era un programa de aceleración para softlanding para empresas que querían llegar a México, donde no te daban dinero, pero sí te daban conexiones. No se abrió, así que me fui luego de tres meses haciendo networking, me fui a Colombia donde estuve 4 meses conociendo las personas, cómo funcionaba el sistema, y cómo se comportaba el mercado de la salud. Cuando regresé al Perú y ya tenía la cosa más clara. Me dije, ¿sabes qué? en todos los países tenemos un gap tremendo: no usamos tecnología en salud, tenemos que crearla. Y así fue como empezamos a trabajar…
Las healthtech tienen en general el problema añadido de que no son tan atractivas para fondear, versus una startup de lending, por ejemplo.
Cuando yo decidí emprender e irme a Chile fue porque ya la empresa prácticamente había quebrado. Éramos mi socia y yo y un solo empleado.
Las healthtech no son sexies para los inversionistas, es verdad. Pero yo aprendí algo. Antes, cuando leía que las fintech, las proptech, que reciben mucho fondeo, sentía como una desazón, un poco de tristeza, un poco de acidez en el estómago, porque me molestaba [saber] que uno estaba construyendo valor, que estaba trabajando duro, que tenía que hacer bootstrapping, nadie quería invertir en [nosotros] y otros recibían millones.
Pero, aunque no lo creas, me pasaba eso porque no entendía mi propósito. Creía que mi propósito era solamente crecer como startup. Y de ahí me di cuenta de que mi propósito es ayudar a personas haciendo que otras personas los ayuden también. Lo que yo hago junto a mi equipo es crear un ecosistema donde hay personas que realmente quieren generar un impacto y existen porque ellas mismas me escriben, me dicen “quiero invertir, aportar, trabajar como voluntario, porque el propósito que tiene Smart Doctor es trascendental”.
Es lo que nos tocó, es lo que hay. Debemos trabajar sobre eso, y yo creo que la mentalidad de crecimiento que tenemos y el largo plazo es lo que no va a llevar al éxito.
¿Cómo has ido formando tu equipo, con qué profesionales trabajas?
Aunque no lo creas, nuestra cultura de contratación es nunca ver el CV. Me gusta invitar…todos vienen por referencias. Renzo Tagle que es el empleado número 1, trajo al empleado 2, y así…Yo cuando he preguntado por qué pasa esto es porque siempre me cuentan que alguien les ha contado lo que hace Smart Doctor y al día siguiente llaman para trabajar en mi empresa porque les parece alucinante, super cool cómo te relacionas con tu jefe, como te dejan explorar nuevas ideas, esa libertad que tienes, donde no hay hora de entrada ni de salida, etc.
En el equipo tenemos desde abogados, médicos fundadores, programadores autodidactas, con posgrado, diseñadores gráficos, administradores, personas de negocios internacionales. Hay también personas que tienen estudios técnicos y de los médicos tenemos 15 médicos sicólogos y nutriólogos como staff, y on demand o part time, como 30-50 más.
¿Cómo conseguiste que las empresas creyeran en tu proyecto?
Cuando empecé esto, era solo una plataforma de chat. Pero yo estaba tan loco por construir algo grande, que constantemente la pedía al diseñador gráfico que actualizara la web y agregara nuevos features, según lo que veía en otros sitios web y plataformas. Les escribía a las empresas, les presentaba el servicio y me recibían. Al principio me decían “no, doctor, no sabemos que es telemedicina, ya tenemos seguros colectivos, o ya tenemos Fonasa”, etc. En cada reunión con empresas me decían no, pero rescataba su feedback y yo iba cambiando con el diseñador, quien me decía “estás loco, qué tipo de propuesta de valor tienes que vas cambiando todo a cada rato”, pero yo le dije “mientras más gente aporte, mejor va a quedar”.
¿Y cómo cambió todo cuando llegó el Covid?
Cuando llegó el Covid, ya teníamos una versión más avanzada, porque ya había incorporado el feedback de las empresas, pero igual tenía cero tracción, y el Minsa implementa una línea telefónica, un call center, 113 creo. Y el primer día recibió 80 mil llamadas, 120 mil, y al tercer día vi una noticia que decía “las líneas de orientación medica acaban de colapsar no sabemos que hacer, toda la gente entró en [pánico]” y la gente no sabía qué hacer. Y también mi socia lo había visto en el hospital. Así que la llamé y le dije: “Mira, ahora es nuestra oportunidad, si no hacemos nada, morimos, cerramos la empresa”. En ese tiempo Smart Doctor funcionaba con un pago de US$3 para chatear, y hablé con el programador, y le dije “saca la pasarela de pagos, que sea gratis”. Le dije a mi socia que hablara con los médicos para que atendieran gratis. Hubo cerca de 30 atenciones. Me acordé de que conocía a una persona de RRPP y le envié un correo desde corazón, como médico, con base científica. Me llamó al día siguiente, diciéndome que me había conseguido un espacio en vivo para hablar de la plataforma en un canal de televisión de alcance nacional. Así que éramos 3 en el equipo y nuestra capacidad era para atender 10 personas por día. Pero al salir al aire en la tele, descaradamente dije que nuestra capacidad era de mil personas por día. En el momento en que dije eso, en ese tiempo la oficina estaba en mi casa, en mi sala, el diseñador me dice “la plataforma se quebró, hemos recibido 800 descargas y murió”…no funciona”. Así que fue un momento memorable. Ahí empezamos.
¿Cómo tu healthtech se vinculó con el MINSA?
El mismo día en que salí en TV me llamaron desde el MINSA; primero para intimidarme. Me dijeron “Ud. sabe que lo que hace es un delito, está prohibida la telemedicina en Perú” y les expliqué que [solo] era una orientación médica. Me colgaron el teléfono y me llamaron de nuevo a las 11 de la noche, con una sola orden “te queremos mañana en la puerta del ministerio de salud a las 7 AM, tienes una reunión con el ministro Víctor Zamora”. Así partió todo y ahora el exministro Zamora es mi adviser.
Pero no fue fácil.
Cuando empezamos a trabajar con el gobierno, me dijeron que tenían la facultad de estatizar – por decirlo así – todos los bienes públicos y privados que tuvieran que ver con la salud para ofrecerle bienestar a las personas. Les pregunté si me iban a quitar la plataforma y me respondieron “No te la vamos a quitar, queremos usarla. Pero no te vamos a pagar nada”.
En mi mente pensaba ¿cómo voy a pagar esto?, ¿cómo voy a conseguir la escalabilidad para atender millones de personas?, necesito más personas. Y por otra parte pensé “tengo que Hacer algo por mi país”. Cuando salí [de esa reunión] me dije: ahora debo solucionar este problema. Así fue como pedí ayuda a Google, a Amazon y privados y finalmente creamos algo muy bonito con lo que hemos atendido más de 200 mil personas por COVID.
¿Cuáles son tus aspiraciones para los próximos años?
Nosotros nos vamos a convertir en los próximos cinco años en el más grande proveedor de salud y bienestar para las empresas en A. Latina, ya en 2021 hemos empezado nuestro primer programa de enfermedades crónicas, atacando la obesidad y sobrepeso. Así que Smart Doctor ya no solo ofrece consultas salud y bienestar para enfermedades comunes, sino que ya empezamos a atender enfermos crónicos. En abril vamos a empezar un programa de diabetes, que incluye también control, donde les vamos a enviar glucómetro, la cinta, las lancetas, para tener monitoreo y es un programa que está basado en nutrición, sicología y endocrinología. Para fines de 2022 ya tendremos totalmente implementado nuestro programa de obesidad, diabetes e hipertensión. Nuestro plan para 2023 es instalar pequeños módulos con dispositivos médicos para trabajadores que necesiten asistencia puedan atenderse ahí mismo y tener mejor diagnóstico y estar más cerca de ellos. Ahora somos parte de UNICEF, trabajamos de la mano con USAID y buscamos ahora ser parte de la OPS para también involucrarnos en las decisiones que se puedan tomar a nivel macro en salud y bienestar y, poco a poco, vamos a ir lanzando más features, más servicios (…) para ser un all in one para enfermos crónicos y agudos.
¿Cuáles son los aprendizajes que has tenido en el camino y cómo ves el emprendimiento en Latinoamérica y en tu país?
Aprendí que la mayoría de las startups tienen una cierta aversión al regulador, a los gobiernos, pero yo más bien siempre busco cuando llego a un nuevo país, presentarme ante los gobiernos, que nos ayudemos mutuamente, porque busco el beneficio conjunto. He tenido muy buenas experiencias con los gobiernos, con Corfo en Chile, justamente porque apoya mucho el emprendimiento: en los últimos años Chile ha despegado muchísimo y meda gusto por ellos y no pasa en otros países. Yo creo que por eso Chile, siendo un país pequeño, tiene muchos casos de éxito en tema startups.
El rol de gobiernos es relevante, entonces…
Creo que los gobiernos deberían empezar a apoyar más a las startups, pero bajo esta premisa: “yo soy un país, abro mi programa de apoyo a las startups e invierto en traer gente experta, antes que dar dinero a los chicos, los contrato y, además de eso, les doy un pequeño dinero a los emprendedores”, porque en realidad cuando estás naciendo necesitas poco para validar tu idea, pero sí necesitas el conocimiento, la orientación y consejos de los que ya pasaron por este proceso.
Pero de todos modos parece que el capital escasea
Creo que sí hay una falta de acceso a capital, y yo quiero ser uno de esos abanderados que diga “gracias a Smart Doctor se disminuyó esa brecha que existe entre capital y startups”. De hecho, desde octubre de 2021 nos fuimos a México y ahora vamos a mudarnos a Miami, porque Smart Doctor quiere ser ese puente, dar mucha confianza en EE.UU. para que pase desde ahí a América Latina, ese es uno de nuestros objetivos también.
Miami es el epicentro hoy del venture capital para Latinoamérica…
Lo tengo que hacer si quiero cambiar las cosas. Tengo que ser ese puente que genere confianza en el capital extranjero.