
La desigualdad que existe en el continente es uno de los principales factores que afectan la seguridad alimentaria de las personas.
De acuerdo con el informe “Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina”, el número de personas con inseguridad alimentaria en Sudamérica se duplicó entre 2015 y 2021. De acuerdo con esta publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el continente pasó de 17.2 millones a 34.2 millones de personas con hambre en ese periodo.
De acuerdo con los resultados del estudio, Venezuela registra la mayor tasa de subalimentación, con 22,9%, seguida de Ecuador, con 15,4%, y Bolivia con 13,9%. Por definición, las personas subalimentadas son aquellas que no pueden adquirir alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de energía alimentaria mínimas durante al menos un año. Colombia, Paraguay, Perú y Surinam superaron el 8%.
El 40% de la población de América Latina y el Caribe sufrió inseguridad alimentaria en el 2021, excediendo significativamente el promedio mundial de 29.3%. Sin embargo, el número de afectados ha incrementado significativamente más en Sudamérica que en el resto de la región.
La FAO explica que estas tendencias se deben en gran medida a la desigualdad que vive el continente, además de la pandemia, la inflación y los efectos de la guerra en Ucrania. Se estima que, en 2020, 131 millones de personas en la región no pudieron pagar una dieta saludable, cuyo costo es alrededor de 3.89 dólares por persona por día. Una dieta deficiente puede causar retraso en el crecimiento, anemia, sobrepeso y obesidad. De hecho, este último punto es de vital importancia para la región, ya que en América Latina y el Caribe, la obesidad afecta a un 24.2% de la población adulta, muy por encima del promedio mundial de 13.1%.
Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo sostenible adoptados por los países miembros de la ONU están acabar con la inseguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover una agricultura sostenible para el año 2030. Sin embargo, el informe presentado pronostica que, al llegar a ese año, la cifra de personas sin alimentación será de unos 670 millones, alrededor del 8% de la población mundial, un porcentaje muy parecido al registrado en el 2015, cuando se establecieron los objetivos.