Después de casi tres años de una intensiva campaña global de inmunización, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado un giro significativo en su estrategia para combatir la pandemia de COVID-19. En un anuncio, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reveló que la organización ahora recomendará una sola dosis de cualquier vacuna como suficiente para la inmunización primaria. Esta decisión marca un cambio radical incluso para las vacunas originalmente diseñadas para administrarse en dos dosis, como las de Moderna o Pfizer.
La nueva directriz se basa en el hecho de que, a estas alturas, muchas personas han experimentado previamente al menos una infección por COVID-19. Según el grupo de expertos en inmunización que asesora a la OMS, presidido por la finlandesa Hanna Nohynek, esta “simplificación” en la estrategia no solo mejora la aceptación hacia la vacuna, sino que también refleja la adaptación a la realidad cambiante de la pandemia.
Hanna Nohynek destacó que las vacunas basadas en la variante omicron XBB, una de las más prevalentes en la actualidad, demuestran un mejor índice de protección. Sin embargo, enfatizó que en lugares donde estas vacunas no estén disponibles, cualquier vacuna de la lista de recomendaciones de la OMS puede administrarse con confianza. La experta subrayó que todas las vacunas continúan siendo efectivas en la prevención de formas graves de la enfermedad en grupos de riesgo.
Estos cambios en la estrategia se producen en un momento en el que más del 70 % de la población mundial ha recibido al menos una dosis de vacuna, con aproximadamente 13.510 millones de dosis administradas en todo el planeta. A pesar de este progreso, la OMS ha registrado al menos 770 millones de casos globales y al menos 6,9 millones de muertes. Sin embargo, la organización advierte que estas cifras son conservadoras y que los contagios y fallecimientos reales podrían ser mucho mayores, señalando la posibilidad de al menos 15 millones de decesos relacionados con la enfermedad en 2021, según las estimaciones basadas en el exceso de mortalidad en cada país.