Una vacuna experimental que tiene como objetivo entrenar al organismo para combatir el cáncer de mama ha superado la primera fase de los ensayos clínicos, y los investigadores afirman que las inyecciones para combatir otros tipos de esta enfermedad podrían llegar al público antes de lo previsto.
Esta vacuna prometedora se ha desarrollado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, donde los científicos están trabajando en tratamientos experimentales contra diversos tipos de cáncer. Recientemente, el equipo ha sido reconocido en la Feria de la Ciencia Gizmodo 2023 por su notable avance en este campo.
La investigadora principal, Nora Disis, quien es la directora del Instituto de Vacunas contra el Cáncer de la Universidad de Washington, ha manifestado su esperanza de que esta vacuna terapéutica esté disponible para los pacientes en los próximos 5 años, con el objetivo de curar el cáncer paso a paso, mediante el uso de vacunas.
En la fase 1 del ensayo clínico, participaron 66 mujeres con cáncer de mama en etapa avanzada, a quienes se les administraron diferentes dosis de la vacuna experimental. Todas estas mujeres ya habían recibido tratamientos contra el cáncer, lo que había detenido la propagación de la enfermedad o había logrado su remisión. Además, todas presentaban un alto riesgo de recurrencia del cáncer.
La vacuna está diseñada para estimular una respuesta inmunitaria específica contra una proteína llamada HER2, que está presente en aproximadamente el 30% de los casos de cáncer de mama. Aunque esta proteína se encuentra en varias células, las células cancerosas de mama agresivas producen hasta 100 veces más HER2 que las células normales.
Los cánceres de mama HER2-positivos tienen mayores probabilidades de reaparecer después del tratamiento, pero también son más reconocibles por las células asesinas del sistema inmunitario. Los investigadores esperan que al inducir al organismo a producir más HER2, la vacuna pueda entrenar al sistema inmunitario para atacar el cáncer y, al mismo tiempo, preservar las células normales.
Según el estudio, el 80% de las mujeres que recibieron la vacuna sobrevivieron durante el periodo de estudio de 10 años, lo cual es significativamente superior a la tasa de supervivencia a 5 años esperada para este tipo de cáncer, que es del 50%.
Aunque el ensayo de seguridad no tenía como objetivo demostrar la eficacia del tratamiento, sino simplemente evaluar su tolerabilidad en una dosis determinada, los resultados son prometedores. Teóricamente, este tipo de vacuna también podría utilizarse para tratar un nuevo cáncer positivo para la proteína HER2.
En la actualidad, la vacuna se encuentra en ensayos de fase II para evaluar su eficacia. Además, el equipo está probando otras dos vacunas candidatas para combatir el cáncer de mama y también está desarrollando vacunas contra los cánceres de ovario, colon, pulmón, vejiga y próstata.
Estos avances en las vacunas contra el cáncer marcan un punto de inflexión significativo en el campo de la medicina. El cáncer es una enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, y las opciones de tratamiento actuales a menudo tienen efectos secundarios y no ofrecen una cura definitiva. La llegada de vacunas terapéuticas contra el cáncer brinda esperanza a los pacientes y a sus familias, al abrir nuevas posibilidades de tratamiento más efectivas y con menos efectos adversos.
En el caso específico del cáncer de mama, esta enfermedad representa una carga importante en América Latina. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año se diagnostican alrededor de 200 mil nuevos casos de cáncer de mama en la región. Además, la tasa de mortalidad por esta enfermedad es alta debido a la detección tardía y a la falta de acceso a tratamientos adecuados.
La vacuna experimental desarrollada por los investigadores de la Universidad de Washington tiene el potencial de cambiar esta realidad. Si los ensayos clínicos continúan mostrando resultados prometedores, la vacuna podría convertirse en una herramienta crucial en la lucha contra el cáncer de mama en Latinoamérica y en todo el mundo.
Beneficiarse de esta vacuna significaría una mejora significativa en la supervivencia y calidad de vida de las mujeres afectadas por este mal. Además, al ser una vacuna terapéutica, también podría ser utilizada en combinación con otros tratamientos convencionales, como la quimioterapia o la radioterapia, para aumentar la eficacia y reducir los riesgos asociados.
No obstante, es importante tener en cuenta que el desarrollo de la vacuna y su disponibilidad para el público aún llevará tiempo. Los ensayos clínicos deben completarse y los resultados deben ser evaluados de manera rigurosa para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento. Sin embargo, los avances realizados hasta ahora son alentadores y nos acercan cada vez más a una estrategia integral y esperanzadora en la lucha contra el cáncer.